¿Por qué es fundamental la comprensión lectora?

La comprensión lectora es la destreza que nos permite captar lo que leemos, tanto si nos referimos a una comprensión literal como si es necesario deducir significados en sentido figurado o fuera del contexto inmediato. Hacer bien este proceso debe permitirnos descubrir la estructura del texto, para ver cómo se encadenan las ideas, distinguiendo las principales de aquellas que son secundarias o accesorias. Será necesario también entender la intención del autor aunque esto no siempre es posible, pero sí que podemos interpretarlo.

Actualmente, contamos con evidencias sólidas de que un buen dominio de la competencia en comprensión lectora es un requisito para conseguir éxito en las áreas y materias del sistema educativo. El dominio de habilidades que incluyen encontrar, seleccionar, interpretar, integrar y evaluar la información de todo tipo de textos es un factor determinante.

Demasiadas veces quizás hemos dado prioridad a “entrenar” la velocidad con la que leemos; recordemos que la tasa de lectura habitual es de 240 palabras por minuto. Sin embargo, si lo que nos interesa es que los lectores tengan una buena comprensión de los textos, es mejor que nos fijemos en la fluidez lectora y en la decodificación de los textos. Esto es, la capacidad de deslizar la vista sobre las palabras con un cierto automatismo para poder liberar la memoria de trabajo y, de este modo, poder comprender lo que leemos. Este tipo de lectura es lo que debería trabajarse en las aulas. No olvidemos que la lectura está formada por varios componentes: la fonología y la fonética, la fluidez, el vocabulario, y la comprensión. Todos ellos tienen su peso en el resultado global. Tengamos también en cuenta que leer de forma habitual influye en la comprensión lectora y en la adquisición de nuevo vocabulario, lo que tiene mucho que ver con el aprendizaje de las distintas materias curriculares.

La profesora Cristina Zuriaga en su propuesta Proyecto Biblioteca viva apuesta por una biblioteca escolar que funcione como motor de transformación y aprendizaje de todas las áreas, contribuyendo así, tal y como confirma la evidencia, a la mejora de comprensión lectora.

Juan G. Fernández, en una entrada de su blog afirma que: “La fluidez lectora es fácil de describir cuando escuchamos a nuestros alumnos leyendo en voz alta en clase. La fluidez permite también incluir elementos de entonación, volumen y pausa que se ajustan a lo que se está leyendo”. Para evaluar este aspecto propone la siguiente rúbrica:

 

Entender bien lo que leemos

Los resultados del informe TIMMS -2019 (estudio de evaluación internacional sobre matemáticas y ciencias realizado sobre niños de 4º de primaria) apuntan a que el bajón escolar en las áreas no lingüísticas está muy estrechamente conectado con la comprensión lectora. “La comprensión lectora de un texto se produce como resultado de las habilidades lectoras utilizadas. Una vez automatizado el proceso de la decodificación, tiene lugar la comprensión según la destreza de cada lector, donde entran en juego la atención, la memoria y la inferencia como dimensiones que deben ser atendidas y entrenadas en contexto escolar e incluso todo, familiar”, afirma María Isabel de Vicente Yagüe Jara. En su ponencia pronunciada en el marco del Congreso Internacional de Comprensión Lectora Infantil y Juvenil (CICLIPaporta las claves para mejorar la comprensión lectora y parte del hecho de que, básicamente, las evaluaciones internacionales se centran en la capacidad de recuperar información, (un proceso de memoria); la habilidad para comprender de forma general e interpretar, apoyada desde la atención; y la destreza para reflexionar y evaluar, entendida cómo inferir.

El profesorado debe tener en cuenta todos estos aspectos porque, en función de la metodología, la comprensión de los contenidos presentados en clase será más significativa o no tanto. Por ejemplo, si un profesor da por supuesto que todos sus alumnos entienden inequívocamente el vocabulario específico de la asignatura que imparte, irá avanzando en el desarrollo de la unidad didáctica, pero puede ocurrir que algunos se vayan descolgando, por una falta de comprensión de los conceptos. No es lo mismo la terminología matemática que el vocabulario científico o el vocabulario de las ciencias humanas. Se debe procurar que las palabras se contextualicen y que se elija la acepción más oportuna si queremos asegurar que todo el mundo haga una interpretación precisa y adecuada del significado de las palabras.

Comprensión lectora y nuevos formatos: un reto para las familias

La evolución de los medios disponibles para la transmisión de los textos en un mundo digitalizado como el nuestro, nos ofrece tantas nuevas oportunidades como todo tipo de quebraderos de cabeza. Hay autores convencidos de que comprendemos peor los textos cuando leemos en formato digital que en papel. Sin embargo, este no es el problema más preocupante. Las escuelas cuentan con planes TAC (tecnologías para el aprendizaje y el conocimiento) para trabajar las competencias digitales de sus alumnos. Y es así como debe hacerse. Pero, y las familias, ¿cómo pueden afrontar este reto de una manera apropiada? ¿Cómo pueden ayudar a sus hijos a leer y a comprender lo que leen cuando nos encontramos frente a textos con enlaces externos como ocurre en este mismo artículo?

Algunas ideas que pueden sernos de utilidad son las siguientes:

  • Procuremos proteger habitualmente un espacio de tiempo para dedicarlo a leer por placer.
  • Podemos disminuir la dispersión si leemos en soporte papel o a través de lectores digitales no necesariamente conectados a Internet.
  • Estemos abiertos a las preguntas que nos hacen los hijos al leer: son oportunidades para la mejora de su comprensión lectora.
  • Estará bien mostrar a los hijos que el teléfono móvil es una herramienta polifacética y que podemos hacer de él un uso inteligente y no dependiente si nos lo proponemos.
  • Animemos a los hijos a releer ese fragmento de texto que no se ha entendido bien. Esto es esencial cuando estudian, porque está en juego la comprensión del argumento o contenidos que se explican a continuación.

No digo nada nuevo si afirmo que la mejor estrategia de motivación es empezar por nosotros mismos. No lo es todo, pero el ejemplo adulto es un factor que tiene mucho peso a la hora de estimular el placer de leer. Las criaturas, cuando son pequeñas, tienen bastante interés por aprender nuevos conocimientos y nos hacen preguntas continuamente sobre todo aquello que les llama la atención. Se trata de una oportunidad que tenemos de casa estando para ampliar el vocabulario y para ayudarles a comprender lo que leen. Incluso la lectura de un cuento nos abre la puerta al trabajo indirecto, natural, de la lectura y de la comprensión correspondiente del texto leído.

 

Por Jordi Viladrosa i Clua

Fuente original y texto completo en impulseducacio.org