A partir del curso 24-25, en las aulas de Primaria y Secundaria no podrán entrar los teléfonos móviles. Los alumnos que decidan llevarlos al colegio, tendrán que hacerlo con los dispositivos desconectados y deberán dejarlos en un lugar seguro que determine el centro. Esta medida da respuesta al debate social generado en los últimos años en los que voces expertas han alertado de los peligros de las Nuevas Tecnologías y las redes sociales, específicamente durante la infancia y la adolescencia.

 

El 77% de la población española admite sufrir nomofobia. Es el malestar que uno sufre cuando no tiene cerca su teléfono móvil (o lo tiene sin cobertura o sin batería). Y es que, asegura Marc Masip, psicólogo experto en adicción a las Nuevas Tecnologías y director de Desconnect@, socialmente hemos normalizado la adicción al móvil.  

 

 

Como explica Masip, los adolescentes españoles son los más adictos a la red de toda Europa. 1 de cada 5 lo es. Un dato que puede alarmarnos a la vez que sorprendernos. Pero, realmente, nada es tan sorprendente si sabemos, como asegura la psiquiatra Marian Rojas Estapé en una intervención en las sesiones de Mentes Expertas, que las redes sociales fueron diseñadas expresamente para ser adictivas.

 

 

El 21,3% de los adolescentes en el estado español sufren adicción al móvil, casi el doble que la media europea. Con el fin de proteger a niños y adolescentes, todos los colegios de Institució Familiar d’Educació se acogerán a la nueva norma catalana y blindarán las aulas de Primaria y Secundaria a los teléfonos móviles. Lo harán desde la certeza que el ámbito educativo tiene que formar a niños y jóvenes para que sean capaces de hacer un buen uso de cualquier dispositivo, a la vez que debe ser un lugar seguro para ellos.