La creatividad se educa (o se “deseduca”) siempre y en todas partes

¿Cómo educamos la creatividad en la escuela?

La creatividad es una competencia transversal que se educa desde todos los ámbitos y con proyectos aparentemente no relacionados con este aprendizaje. El campo del arte supone un excelente campo de entrenamiento para fomentar la creatividad puesto que exige un tipo de pensamiento no lineal, provoca una continua toma de decisiones en un entorno seguro, implica flexibilidad ante el preestablecido, puerta a la combinación de cosas aparentemente divergentes…habilidades que faciliten el aprendizaje de estrategias creativas y que están presente en el arte siempre y cuando no lo reducimos a hacer manualidades o a copiar obras de algunos artistas sin posibilitar la emergencia de la expresión o de un diálogo personal con el que se está haciendo. La música, las artes plásticas, la expresión corporal son sin duda grandes aliadas de la creatividad. Pero como decíamos más arriba, el arte no es el único campo desde el cual podemos fomentar la creatividad. La creatividad se educa (o se “deseduca”) siempre y en todas partes. Para educar en esta competencia, lo más importante es tener un entorno respetuoso con la creatividad que permita que esta florezca.

7 claves para fomentar la creatividad

  • Un entorno de escucha donde los niños se sientan valorados, escuchados y tenidos seriamente en cuenta.
  • Un entorno respetuoso que no ridiculice los errores o las ideas divergentes; capaz de interrogar la validez de las diferentes aportaciones, pero sin provocar la vergüenza o el sentido del ridículo que son los grandes enemigos en el desarrollo de la creatividad: Mostrando respeto y valorando todas las aportaciones.
  • Un entorno que entienda que el error no es un fracaso, sino una parte necesaria del proceso de aprendizaje.
  • Un entorno auto reflexivo, capaz de reflexionar sobre sí mismo, de admitir nuevas ideas y de efectuar cambios.
  • Un entorno flexible que sepa adaptarse a los imprevistos sin dramatizar los inconvenientes.
  • Un entorno sin prisas que no les dé todo hecho para acelerar el ritmo.
  • Un entorno que combine la libertad con los límites, entendiendo que la carencia de límites es tan perjudicial como el exceso de pautas.
Un entorno así facilita la emergencia de la creatividad en personas naturalmente creativas, pero también en personas que, sin saberlo, ¡también lo son! Porque todos podemos mejorar en creatividad y no es una calidad exclusiva de unas personas especialmente dotadas. Autora: Carmen Arrufat, Doctora en Arte Contemporáneo y Educación Artística. Licenciada en Bellas artes. Máster oficial “Artes visuales y educación “. Profesora de Institució La Farga.