Besar, abrazar o acariciar a tu bebé no es solo una forma de mostrarle desde sus primeros minutos de vida tu amor incondicional. También es una forma de construir un patrón biológico y emocional que se reproducirá en sus relaciones futuras. Por eso, es importante garantizar que este primer vínculo, principalmente con las madre, sea saludable.

La relación más importante en la vida de un niño es la que se establece en sus primeros meses de vida con sus progenitores, principalmente, su madre. Una relación que comienza a construirse después del parto y que garantiza, no solo la supervivencia del bebé, sino también la seguridad emocional necesaria para su correcto desarrollo.

El apego es este vínculo específico y especial que une a una madre y su bebé. Un vínculo que se manifiesta cuando el pequeño busca constantemente la proximidad con la madre, muestra resistencia a la separación, asume a su madre como figura de seguridad o busca en ella su bienestar y apoyo emocional.

Es importante trabajar para que este vínculo afectivo sea saludable, ya que será una base sólida sobre la que se construirán las relaciones futuras del pequeño. Y debemos saber que el factor más importante en la creación de este vínculo es el contacto físico positivo.

Cuando abrazamos, acariciamos o mecemos a nuestro bebé, se generan en su cerebro respuestas neuroquímicas que organizan los sistemas cerebrales responsables de la creación de vínculos afectivos. Y es durante los 3 primeros años de vida cuando el cerebro crea estas estructuras, responsables de todo el funcionamiento emocional, conductual, social y fisiológico del niño.

Tomar en brazos a nuestro bebé, cantarle canciones, alimentarlo, mirarlo detenidamente, besarlo y otras conductas asociadas a su cuidado, son experiencias de vinculación. Y estas experiencias serán más o menos determinantes en función de su calidad y también su cantidad.

Un bebé que ha recibido contacto físico de su madre y/o padre en cantidad y de calidad, será un niño que crecerá seguro, sabiendo que sus progenitores son sensibles a sus necesidades. Tendrá la confianza que estarán disponibles para él y que le ayudarán cuando lo necesite. Esta conducta del pequeño es la muestra de que entre él y su madre o padre se ha creado un tipo de apego seguro. Con este patrón, en el futuro, será capaz de mantener relaciones satisfactorias y saludables.

Este tema ha centrado la charla “Cómo establecer un buen vínculo afectivo y cuidado del bebé”, a cargo de Marga Marcas, coordinadora de La Farga infantil, dentro del ciclo “Mis padres, mi mejor juguete” en La Farga Infantil. Un espacio para madres y padres con bebés de 0 a 10 meses abierto a todas las familias que quieran recibir formación en materia de crianza.

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