Los deberes de verano son uno de los temas que causan más polémica y controversia entre las familias y también entre el profesorado. Como psicopedagoga soy partidaria de que los tengan, principalmente porque favorecen la práctica del orden, la organización y la priorización de tareas. Pero tampoco hace falta que conlleven la realización de tres cuadernos de lengua y/o cuatro de matemáticas, por ejemplo. Os propongo algunas actividades complementarias:

 

LECTURA: un libro, el que quieran, que les guste y sea formativo, pero que vayan a leer. Como padres tenéis el papel de orientarlos. Procurad que no se sientan obligados, como les puede suceder con las lecturas recomendadas por el colegio. Que sean ellos los protagonistas y elijan el libro que más les guste. De este modo, estarán motivados para leer un poco cada día.

 

CAMPAMENTOS/CASALES: como monitora de tiempo libre, he participado en cursos de verano como los Summer Camps de La Vall y La Farga Infantil. Creo que este tipo de casales o los campamentos son una gran oportunidad de aprendizaje, un momento de desconexión, de conocerse a uno mismo y de aprender a relacionarse con la naturaleza y con otros niños. Además, suele haber un amplio catálogo de actividades relacionadas con el deporte, el arte, los idiomas, etc.

 

PELÍCULA o SERIE en lengua extranjera: no hay mejor manera de aprender otra lengua que divirtiéndose. Este verano podéis seleccionar algunas películas o series educativas para acercar a vuestros hijos, por ejemplo, al inglés.

 

CUADERNOS: proponerse hacer uno completo que contenga apartados de matemáticas, lengua, historia o cualquier asignatura que deseéis reforzar, pero con calma. Recordad que la meta no es que lo termine sino que repase y consolide aquello que ha aprendido durante el curso.

 

JUEGOS (con y sin pantallas): podéis jugar a juegos de mesa y, a partir de primaria,  introducirlos en el mundo de los juegos online, siempre con la supervisión de un adulto. Es una oportunidad fantástica para familiarizarlos con el buen uso de las tecnologías y para establecer límites horarios de exposición a las pantallas.

 

VIAJE/ESCAPADA FAMILIAR: hacer una escapada familiar en verano puede ser muy positivo. No es necesario irse ni muy lejos ni durante muchos días, solo se trata de cambiar un poco de aires. Por ejemplo, podéis pasar un fin de semana largo en la playa o en la montaña, o volar a cualquier sitio. El objetivo es romper con la rutina, y descubrir mundo, un modo óptimo de aprender sobre la vida, y enriquecerse como persona.

 

Soy de las que piensa que se aprende más y mejor a través de actividades lúdicas  que a través de tareas impuestas, sobre todo en vacaciones. Así que ¡ánimo familias! ¡Felices vacaciones!

 

Psicopedagoga: Maria Gil @toc.psychohelp