Las tareas en relación con la higiene personal de los niños son muy amplias: las curas específicas del bebé, el baño, una serie de curas higiénicas complementarias del baño, como el peinado, cuidado e higiene de los ojos, nariz, boca, orejas y uñas, el cambio de pañales, vestir y desvestir…

Tenemos que enseñar a nuestros hijos a tener cuidado de ellos mismos para que puedan ir con libertad y sin miedo a cualquier lugar solos. En la medida que aprendan a cuidar de ellos mismos sabrán cuidar y respetar a los demás.

Los hábitos de higiene son, en realidad, hábitos de salud personal y también social. Permiten al niño realizar sus actividades cotidianas de limpieza y contribuir también a la higiene social en lugares comunes.

Se trata de enseñarle a valerse por sí mismo, a no depender de los demás y fomentar la satisfacción personal que siente al dejar limpio también un espacio común. Las maestras de la escuela La Farga Infantil nos comparten sus conocimientos en forma de consejos, hábitos y rutinas que podemos poner en práctica en casa con los más pequeños.

Consejos prácticos para trabajar el aseo personal

Es importante ser un modelo para enseñarles como lo tienen que hacer, acompañarlos mientras realizan las actividades de higiene, y darles la oportunidad de realizarlo ellos mismos, y así mostrarles que son capaces de hacerlo solos.

Dejar que el niño os mire mientras os laváis los dientes, os peináis y os laváis la cara; los niños aprenden muchas cosas observando.

Los niños necesitan verse bien en el espejo, aprenden mejor cuando ven lo que están haciendo. Por lo tanto, en casa se puede usar un taburete para que llegue a la pica para lavarse los dientes y la cara.

Ayudarles a tomar conciencia de su imagen personal, que se den cuenta si están limpios; preguntando si quieren que les ayudemos a sonarse, ayudarles después de ir al lavabo, a abrochar los zapatos si no lo están…

En lo referente al hábito de sonarse, tenemos que enseñar al niño a hacerlo de manera autónoma. En el aula o en casa, puede haber un “rincón del pañuelo”, donde pueda encontrar pañuelos de papel, un espejo y una papelera.

Lavarse las manos. Enseñar el proceso para que lo puedan hacer solos y de manera autónoma, por ejemplo a la hora de lavarse las manos, es importante explicar el proceso desde el primer paso (enseñar a abrir el grifo, enjabonarse, enjuagarse, volver a cerrar el agua, enjuagarse las manos… )y el ritual que cada adulto considere oportuno.

A la mayoría de los niños les encanta el agua y no hace falta que se les pida mucho, por eso el aprendizaje no se realiza en el momento porque se distraen. Recordar la rutina de lavarse las manos sin prisas, siguiendo todos los pasos y haciéndolo con un tono divertido. En la escuela, los niños tienen que lavarse las manos mínimo 2 veces al día, al entrar del patio y antes de ir a comer.

Darles la ayuda práctica que convenga, avisar e indicar al niño la rutina que hace falta que siga y ofrecer la oportunidad de practicar, rectificando sus errores.

Tenemos que vigilar nuestro lenguaje y nuestra actitud; evitando dar órdenes y reproches. Por ejemplo, en lugar de decir: “no te mojes las mangas”, podemos decir: “recuerda que si no te subes bien la manga, te puedes mojar”. En lugar de “te he dicho mil veces que cierres el grifo” el mensaje podría ser: “fíjate bien, ¿has olvidado de hacer algo?”

Desde Institució Familiar d’Educació esperamos que este artículo os haya gustado. ¿Tenéis alguna pregunta? ¡No dudéis en dejarnos un comentario y os responderemos!