Miles de chicos y chicas sufren día tras día acoso por parte de sus compañeros y compañeras de colegio. Una violencia a menudo silenciosa difícil de combatir. Por ello es importante que tanto la familia como el colegio se preocupen por prevenirla, detectarla y actuar en contra. Elegir un colegio que fomente el respeto entre compañeros y que sea implacable ante casos de bullying está en nuestras manos. También, educar a nuestros hijos e hijas para que no ejerzan ni permitan nunca ninguna violencia hacia un compañero o compañera.

Como madres y padres nos preocupa que nuestros hijos o hijas sean acosados, como también que puedan acosar a otro. Sin embargo, estos son solo dos de los cuatro roles que chicos y chicas pueden adoptar en un caso de bullying: el acosador o quien ejerce la violencia; el acosado o el que la sufre; los espectadores o cómplices, que la presencian y no hacen nada para evitarla; o los que dan un paso al frente y la denuncian.

Es importante que el colegio que elegimos para nuestros hijos e hijas tenga como prioridad velar por el bienestar de todos y cada uno de sus alumnos. El acoso es un tipo de violencia muy presente en el entorno escolar, no podemos esquivarlo, pero sí podemos confiar en que el centro educativo donde están nuestros hijos e hijas fomentará la buena convivencia entre el alumnado y será implacable si se detecta cualquier tipo de violencia.

Además de disponer de un protocolo activado por el departamento d’Educació de la Generalitat i aplicarlo cuando se detecten casos de acoso escolar, es importante que el colegio:

  • Fomente el sentimiento de grupo y pertenencia en el aula. Es fundamental que el alumnado de una misma clase establezca vínculos afectivos saludables para que todas y todos se sientan parte importante del grupo.
  • Fomente la empatía y el respeto. Los chicos y las chicas deben disponer de recursos que les ayuden a ser acogedores con cada compañero o compañera, sea como sea. A entender cómo es y cómo se comporta y a respetarlo en todos los casos.
  • Ofrezca espacios y momentos individuales de diálogo y confianza. Las tutorías individuales periódicas con un tutor o tutora que le conoce y le escucha favorecen que el niño o la niña se sienta confiado de compartir lo que le preocupa.

Hay formas de acoso escolar que trascienden las instalaciones del centro educativo, como el ciberbullying, una de las violencias más invisibles. Por ello, también fuera del colegio, hay que trabajar para combatirla. La familia, agente principal de la educación de chicos y chicas, puede:

  • Fomentar la empatía y el respeto. Educar a nuestros hijos e hijas en el respeto hará, no solo que respeten a los otros, sino también que sean capaces de identificar cuando este respeto se está vulnerando. Es importante que tengan ojo crítico para detectar actuaciones inadecuadas en otros.
  • Generar momentos de comunicación. Nuestros hijos e hijas deberían poder hablar de cualquier cosa en casa. Por eso, es clave que sepan que pueden decirlo todo, sin que nos escandalicemos ni enfademos. También lo es que exista el momento adecuado para hablar. Las comidas en familia, sin dispositivos electrónicos que centren la atención (televisión, teléfono móvil, etc.) o incluso los trayectos en coche de cas al colegio sin distracciones. Sea como sea, lo verdaderamente importante es que nuestros hijos e hijas tengan a diario momentos tranquilos para hablar con nosotros de lo que quieran o necesiten.
  • Validar y dar importancia a lo que piensan o sienten nuestros hijos. Hay muchos tipos de acoso escolar. La violencia no siempre es física. También la hay psicológica o social. Menospreciar, aislar, discriminar o hacer correr rumores sobre alguien son también formas de agredirle. Escuchemos a nuestros hijos si nos hablan de estas conductas. No menospreciemos su sufrimiento, aunque, en alguna ocasión, pueda parecernos exagerado. Si le duele, no es exagerado. Que en el colegio “siempre hayan pasado estas cosas”, como se suele decir, no significa que sean aceptables ni que deban seguir pasando.
  • Asegurarnos de que dan un buen uso a las redes sociales y sus dispositivos móviles. El ciberbullying es uno de los tipos de acoso que más sufrimiento genera en la víctima, ya que la agresión trasciende al horario y espacio escolares. Puede ocurrir en cualquier lugar y en cualquier momento, y esto hace que desaparezcan los espacios de protección y seguridad. Es muy importante que ayudemos a nuestros hijos e hijas a dar un buen uso a sus perfiles en redes sociales y a sus dispositivos móviles. Deben saber detectar lo que no está bien y frenarlo. Hablar abiertamente del tema con ellos puede ayudarles.

No olvidemos que el acoso escolar es un maltrato entre iguales que nace en el entorno escolar per que puede ir mucho más allá. Y que puede dejar una huella profunda en nuestros hijos e hijas y en sus compañeros y compañeras, sea cual sea el rol que adopten en el ejercicio de esta violencia. Colegio y familia deben esforzarse en ayudar a niños y niñas, chicos y chicas, a crear relaciones saludables. Caminar de la mano en este sentido nos llevará a hacer de las escuelas sitios seguros, un objetivo compartido por todos los agentes educadores de nuestros hijos e hijas.

 

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