Esta crisis ha afectado completamente la vida de la ciudadanía de casi todos. De repente se han cerrado escuelas, institutos, puestos de trabajo y todo el mundo se ha tenido que confinar en su casa. Estos cambios afectan evidentemente a las familias, en las cuales pueden surgir emociones diversas. Por suerte, la capacidad de adaptación y la resiliencia son muy visibles en niños, jóvenes y familias, que han sido capaces de hacer frente, reinventarse y avanzar, a pesar de las dificultades.

En el momento de volver a la escuela o al instituto es posible que los hijos e hijas experimenten sentimientos opuestos: por un lado, alegría, ganas de ver los compañeros y compañeras, de volver a la rutina y a la normalidad, pero, por otro lado, miedo, incertidumbre, inseguridad, etc.

Las medidas de seguridad que hay que tomar comportarán cambios en la organización escolar y esto puede generar angustia en los hijos e hijas y, por eso, el papel de las familias en estos momentos es acompañarlos en este proceso, preparándolos y dándoles herramientas para afrontar de forma positiva esta nueva realidad.

En el próximo curso la vuelta a la escuela será diferente que el de los otros años. Esta vez los niños y jóvenes se encontrarán la escuela y el aula organizada de manera diferente, en grupos reducidos, en que se tendrán que aplicar medidas estrictas de higiene. Esto puede afectar la manera de comunicarse con los compañeros y compañeras, con los docentes, con el personal no docente, etc. Algunas rutinas también se pueden ver afectadas y hará falta un tiempo para adaptarse.

Estos cambios afectarán la vida diaria de la escuela y hay que explicarlo a los hijos e hijas para que vayan preparados y sepan con qué se encontrarán. Por otro lado, es posible que esta incertidumbre también os genere preocupación en cómo puede afectar todo esto a vuestros hijos e hijas. Por lo tanto, es importante que comentéis vuestras inquietudes al profesorado del centro educativo, les pidáis la información que necesitéis y mantengáis una comunicación fluida con el tutor o tutora.

Es importante atender las necesidades y acompañar las emociones de los hijos e hijas, respetando el ritmo de cada cual, seguro que este tiempo también los ha hecho crecer y aprender.

También puede ayudar a sentirse mejor el hecho de tomar conciencia que todo esto se hace por el bien de todo el mundo, para cuidarnos, por estimación, por consideración a las personas en riesgo, por responsabilidad, etc.

CÓMO AFECTA

Toda esta situación afecta a niños, jóvenes y familias de maneras muy diferentes. Nos hemos encontrado con una situación compleja que nos ha conllevado muchos cambios en las rutinas, en los hábitos… Los hijos e hijas han dejado de ir a la escuela y de ver los compañeros, los abuelos y amigos, para tener una relación exclusiva con las personas con quien conviven.

El abordaje de nuevas situaciones, a menudo complejas, depende de cada niño y joven, de su forma de gestionar emociones, de las condiciones del entorno, de las familias…, puesto que cada persona vive las cosas desde la experiencia y vivencia personales.

En caso de que la familia haya perdido un familiar por coronavirus, el proceso de luto puede ser más complicado si no os habéis podido despedir. En este caso, es importante escuchar sus inquietudes y preocupaciones y favorecer la comunicación para que puedan expresar las emociones que sienten. Podéis elaborar un ritual con los hijos e hijas para ayudarlos a iniciar el proceso de luto y despedirse del ser querido.

En general, algunas de las reacciones que los hijos e hijas pueden experimentar durante el confinamiento o cuarentena son:

1. Cambios en su conducta: irritabilidad, pataletas, ansiedad, miedo excesivo, aislamiento, etc.
2. Alteraciones del sueño y de la sensación de hambre (dormir o comer más o menos que antes).
3. Sensación de tristeza y desmotivación.
4. Sensación de tranquilidad, puesto que los niños han podido estar más tiempo con la familia y jugar.
5. Sensación de aislamiento social y de pérdida de contacto directo con el grupo de iguales.
6. Necesidad de romper las normas, en el caso de los adolescentes, y posibilidad que no quieran respetar las medidas de protección.
7. Uso excesivo de aparatos tecnológicos, móviles, tabletas, juegos en línea, etc.

Así mismo, algunas de las reacciones que pueden experimentar durante el desconfinamiento y la vuelta a la escuela son:

1. Sentimientos de incertidumbre y emociones diversas, a la vez contrapuestas: inseguridad, ilusión, nervios, emoción de volver a la escuela.
2. Miedo de salir a la calle y de volver a la escuela o instituto.
3. Sensación excesiva de tranquilidad y que ya ha pasado el peligro, con una posible relajación de las medidas de protección.
4. Preocupación por perder algún familiar o por contagiarse.
5. Ganas de reencontrarse con los amigos y amigas.

Para ayudarles a gestionar estas emociones es importante que les demos información clara, y ajustada a la edad y a su nivel de comprensión. Es conveniente responder a sus preguntas con un vocabulario sencillo y mostrando calma, puesto que esto les dará seguridad y confianza. Si no tenemos una respuesta a sus preguntas, podemos buscar la información juntos.

En cuanto a la vuelta a la escuela o al instituto, un aspecto que puede afectar a sus relaciones sociales es la distanciación que hay que mantener para parar el posible contagio del coronavirus. La manera de comunicarse entre todos cambiará y tendrán que adaptarse a una nueva manera de trabajar, de jugar, de aprender… Por lo tanto, a pesar de que hay que mantener la distancia, esta distanciación tiene que ser físico y no social; se pueden mantener las relaciones entre los compañeros y compañeras, solo hay que aprender a hacerlo de una manera más segura.

Los centros educativos están preparados para atender a vuestros hijos e hijas para acompañarlos en este proceso de retorno: los ayudarán cómo han hecho hasta ahora, siempre teniendo en cuenta las indicaciones sanitarias para garantizar la seguridad.