“¿Por qué tengo que hacer voluntariado?”
Como padres y madres nos gusta pensar que educamos a futuros adultos que harán de éste, un mundo mejor. Esperamos que nuestros hijos e hijas sean buenas personas, de esas que dejan huella. Hacer voluntariado puede ser una oportunidad para desarrollar valores como la entrega, la empatía, la solidaridad, el cuidado. Pero, ¿y si en lugar de animarles a hacerlo, lo hacemos juntos, en familia?
En el mundo en el que vivimos hacen falta personas generosas, solidarias y que quieran contribuir al bienestar de los demás. ¡Esas personas pueden ser nuestras hijas e hijos! Cada familia tiene sus recursos y estrategias para fomentar estos valores. El voluntariado, puede ser una de ellas. No es solo cosa de adultos, también los niños o jóvenes pueden implicarse en acciones que se adapten a sus posibilidades y sensibilidad. Y no olvidemos el valor añadido de hacer voluntariado en familia.
Alumnas de La Vall en un campo de trabajo en Eslovenia
Para cuando nuestros hijos opongan algo de resistencia (entregarse, cuesta), tengamos claro porque les animamos a hacer voluntariado o porque queremos hacerlo en familia.
Porque les ayuda a desarrollar empatía
Hacer voluntariado ofrece la oportunidad de conocer de cerca personas o comunidades que viven situaciones complicadas. Con acciones como repartir alimentos a personas sin recursos o visitar a ancianos que se encuentran solos, hacemos que nuestros hijos miren a los ojos a personas con vidas difíciles. Eso les ayudará a ponerse en su lugar, a comprender su tristeza, su soledad, su sufrimiento. Con ello, aprenderán a valorar las circunstancias de la vida de diferentes personas y a cultivar una actitud y mirada solidarias.
Porque les educa en la responsabilidad y el compromiso
Participar con regularidad en actividades solidarias hará que nuestros hijos se den cuenta de que su contribución es importante y que pueden marcar una diferencia en la vida de otras personas. Implicarse en acciones de voluntariado les ayudará a ser responsables y a comprometerse con aquello que emprendan.
Porque fortalece valores y principios
Implicarse en acciones de voluntariado, conocer de cerca situaciones muy alejadas a las suyas y ser conscientes del impacto de su entrega, colocará a nuestros hijos en un lugar desde el que poder hablar con ellos sobre temas como la justicia social, la igualdad, la solidaridad. Con estas conversaciones, además de transmitirles valores, les ayudaremos a desarrollar una conciencia crítica y sus propias convicciones y principios.
Porque fomenta habilidades sociales y emocionales
El voluntariado ofrece a nuestros hijos la oportunidad de interactuar con persones de edades, culturas o contextos distintos. De este modo, desarrollan habilidades sociales y emocionales como la escucha, el trabajo en equipo, la empatía. Estas habilidades, además de favorecer su capacidad de comunicarse y relacionarse con cualquier persona, potencian su desarrollo personal. Todo ello dejará una importante huella en las relaciones que tengan con los demás a lo largo de sus vidas.
Porque crea recuerdos y vínculos valiosos y duraderos
Optar por compartir en familia actividades de voluntariado, fortalecerá aún más el vínculo que nos une. Trabajar por un objetivo común, compartir experiencias y superar obstáculos nos hará estar más unidos. Además, estaremos creando recuerdos que valorarán en el futuro.
Alumnos de La Farga en Camerún, en el marco del proyecto Azobe
El compromiso social es uno de los rasgos de identidad de los colegios de Institució Familiar d’Educació. Creemos firmemente que cada persona debe sumar y contribuir a hacer un mundo mejor. Y acompañamos, también en esto, a nuestro alumnado. A lo largo del curso, les animamos a participar en actividades de implicación social, de servicio, de cuidado a los demás, a la comunidad y al entorno.
Alumnas de Les Alzines camino de Kenia
Uno de los proyectos más especiales es el que llevan a cabo alumnos y alumnas de segundo de bachillerato. Tras finalizar el curso y después de examinarse de las PAU, desarrollan un proyecto de cooperación internacional. Este año, un grupo de alumnos de La Farga ha viajado a Camerún, en el marco del proyecto Azobe, para hacer un campo de trabajo en un colegio en la capital camerunesa, Yaoundé. Alumnas de La Vall, por su parte, visitan la región de Celje, donde colaboran con Cáritas Eslovenia acompañando a personas mayores y familias sin recursos. Quince alumnas de Les Alzines han viajado a Kenia, donde harán voluntariado adecuando instalaciones de un colegio, dando apoyo a la escolarización de niños y niñas y atendiendo las necesidades de los poblados cercanos al colegio.
¡Estamos muy orgullosos de estas chicas y chicos solidarios que este año han salido de nuestros colegios, de su generosidad y de todo el trabajo que están haciendo!