En la educación de los hijos lo más importante es la educación de los padres. Y es que nuestras hijas e hijos no nacen educados, nacen con derecho a la educación. Como madres y padres debemos estar preparados para afrontar esta enorme responsabilidad que, a la vez, es un enorme privilegio.

En la educación de nuestras hijas e hijos el final depende del principio. Los valores que asuman como propios en las primeras edades, sentarán la base de lo que serán como adultos. Por ello, hay que afrontar el reto de educar a nuestros hijos con la mayor preparación posible. Apoyarnos en expertos, pedir ayuda, formarnos… será siempre el mejor de los comienzos.

Preguntamos a la psicopedagoga Pilar Guembe, que impartió una charla en Institució Lleida sobre gestión emocional para padres, cuál es la clave para educar a nuestros hijos. Y su respuesta fue: “lo más importante es no perder los nervios”. ¿Y cómo se consigue eso?

  1. ORDEN. Cuando en casa se nos escapa un grito, suele ser, no porqué nuestra hija o hijo se lo merezca, sino porque los adultos nos hemos sentido desbordados por una situación determinada. A veces, ese estrés emocional que nos ha llevado a perder los nervios puede venir del trabajo, de la relación de pareja, de la economía familiar, de una mala organización del tiempo o el espacio… Es importante destinar tiempo a identificar qué está generando esa falta de control emocional.
  2. NORMAS Y LÍMITES. En educación, las reglas de juego deben estar claras. Poner límites nos ayudará a reducir conflictos. Para ello, es importante que como madres y padres tengamos claro qué es lo importante. Sobre ese punto de partida, normas justas y las justas. Es decir, hay que establecer pocos límites, y cuando éstos estén asimilados, cambiarlos y establecer otros nuevos. Hay que tener claro también qué ocurrirá si no se respetan las normas o límites, no es algo que pueda dejarse a la improvisación. Hay que pensar las consecuencias que habrá, y anticiparlas a los pequeños.
  3. AMOR Y HUMOR. Los niños son alegres por naturaleza, así que su predisposición a escucharnos será siempre mayor si nos dirigimos a ellos desde el afecto y con sentido del humor. Si logramos alcanzar el control emocional y además nuestros hijos tienen claras las normas y límites, será más fácil gestionar las situaciones con humor.
  4. CUIDAR DE LA PAREJA. No podemos ser buenos padres si no somos buena pareja. Es necesario que cuidemos de nuestro matrimonio para poder cuidar también de nuestros hijos.
  5. ANÁLISIS. Hay que establecer cierta periodicidad en el control y análisis de cómo están yendo las cosas. Analizar día a día o semana a semana cómo estamos educando a nuestros hijos, si estamos siendo capaces de hacerlo desde la calma. Y, si no es así, ¿cuándo hemos perdido los nervios? ¿con quién? ¿qué nos ha hecho estallar? Poner las cosas por escrito nos puede ayudar a detectar mejor qué cosas nos están haciendo perder la calma.

Éstos son algunos trucos o pasos a seguir que, según la psicopedagoga Pilar Guembe, nos pueden ayudar a mantener la calma. Algo que es importante en la educación de los hijos, pero también en el “estar” de todos dentro de la familia. Hay que desear llegar a casa, hay que desear estar en familia. Y, sobre todo, hay que tener presente que cada día tenemos una nueva oportunidad para hacerlo mejor. ¡Que a ser padres se aprende cada día y siempre podemos volver a empezar!

 

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